el paraiso

El paraíso no es una playa de agua turquesa
con palmeras
arena blanca
y un cielo azul.
El paraíso es un monte,
con un flaco meando cerca de aquel árbol
un viejo y una vieja tomando mate en un tronco,
una guitarra y una huerta para el que quiera alegrar el alma,
quince grados
pasto y animales para el lado que mires,
siendo las seis de la tarde o las diez y media de la mañana
mientras los  niños corren y se ensucian con los perros,
que son de esos perros sin horarios,
que se pierden los fines de semana.

 

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