mariposas y empanadas
Se conocieron en una esquina, bajo un techito fino que le hacía frente a la lluvia. El agua en la cara y en el pelo ablandó los poros por donde entran las mariposas, que una vez adentro, los llevaron volando por la noche y los truenos. La tarde que le siguió fue una tarde tibia, con un cielo rojizo ideal para picar cebolla y ají y preparar empanadas. Le hicieron caso a sus sensaciones y se enredar on en la cocina. Cuando el horno chifló entre sus cuerpos, ella le sonrió y le dijo: -Te espero arriba del árbol para comernos los bordes y para decirnos palabras que empiecen con F La idea le pareció la más hermosa que había escuchado. Con toda la piel de gallina, sacó las empanadas del horno, las puso en una fuente y salió a buscarla.