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Mostrando entradas de enero, 2012

mejor vayamos en bici

Mejor vayamos en bici mejor vayamos bien sueltos para poder saludar al barrio pedaleando los colores del día ahora del lugar aquí mejor saquemos los audífonos y dejemos caer una canción por el camino mejor movamos el cuerpo y no dejemos que nos muevan salvo los que nos mueven con amor mejor que nos limpie el viento y que nos seque el sol mejor pensemos en el otro mejor vayamos en bici

sentado en camión

En un camión largo y rojo por un camino largo y gris va el señor del camión sentado en el camión con un paquete de galletitas. Paga caro los peajes por andar en un vehículo con muchos ejes y tiene una tos ronca y una barba crecida. Como maneja un camión para a comer en bares ruteros donde atienden mujeres redondeadas llamadas Elsa, Mari, Rosa o Ester. Por parar en estos bares tiene inhabilitado el primer botón del pantalón Pero por manejar un camión cobra bien a fin de mes y ve poco a sus hijos. Por manejar un camión su esposa reclama rezonga e implora por una tarde en familia. Pero él se refugia en ese habitáculo. Repleto de colgantes, imanes y dibujos y sus ojos se clavan en el horizonte de una ruta.

una mujer

Había dos veces una mujer; una vez de día y una vez de noche. Todo el día y toda la noche. Entonces había siempre una mujer para que no me olvide del instinto. Había una mujer con una sonrisa que me perseguía por todos los pensamientos y los rincones. Y con el viento en la bicicleta se ponía más insistente. Con el sol y con la luna. Había dos veces una mujer; Una vez cuando la veía; hermosa, de adelante, de atrás y de los costados emanando sonidos hermosos perfectamente ecualizados. Y otra vez cuando sin verla, la sentía por adelante, atrás y en los costados. Había unas cuantas veces, una mujer que me inundaba. Y salían las flores y las ciruelas. Había una vez una mujer en el medio de mi frente y de mi lengua que desparramaba rojos. Pero un día, colorín colorado, se destiñó. Se me salió por algún agujero.

dos o tres

ojalá no sepa tu nombre pero sepa tus mañanas. Dos o tres. y que en esas mañanas haya un perro peludo recostado en el suelo  café con leche y unos besos que me alcancen hasta hoy.

ojalá

ojalá que este jueves no, el otro vengas y me des un beso grande.