una mujer

Había dos veces una mujer;

una vez de día
y una vez de noche.
Todo el día y toda la noche.
Entonces había siempre una mujer
para que no me olvide del instinto.

Había una mujer con una sonrisa
que me perseguía por todos los pensamientos
y los rincones.
Y con el viento en la bicicleta se ponía más insistente.
Con el sol y con la luna.

Había dos veces una mujer;
Una vez cuando la veía;
hermosa,
de adelante, de atrás
y de los costados
emanando sonidos hermosos
perfectamente ecualizados.
Y otra vez cuando sin verla, la sentía
por adelante, atrás
y en los costados.


Había unas cuantas veces,
una mujer
que me inundaba.
Y salían las flores y las ciruelas.


Había una vez una mujer
en el medio de mi frente y de mi lengua
que desparramaba rojos.

Pero un día,
colorín colorado,
se destiñó.

Se me salió por algún agujero.

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